Que España es un país de costumbres no es ninguna novedad; los toros, las tapas, la siesta y las puertas giratorias son algunas de las que más sorprenden a los turistas que visitan nuestras tierras. No obstante, de entre todas las usanzas, hay una que por su arraigo generalizado a nuestra cultura sin distinción de gentilicio, clase ni de edad, destaca con luz propia….si, no lo dudéis, el mejor y más valioso estandarte del costumismo español son las eruditas tertúlias de bar que acompañadas de café, copa y puro descuentan tardes al calendario mientras se atreven a poner en tela de juicio el buen ojo de Amancio Ortega para los negocios, los conocimientos del Dr. Baselga para liderar la lucha contra el cáncer y cómo no, la destreza de Leo Messi para lanzar faltas directas, faltaría más.
El pasado fin de semana, de manera inesperada y a modo de regalo de Reyes, llegó a mis manos el informe que la Secretaria de Estado de Energía preparó hace unas semanas con respecto de la toma en consideración de la Proposición de Ley de medidas urgentes de fomento del autoconsumo eléctrico, presentada por el Grupo Parlamentario de Ciudadanos; un informe que de manera desvergonzada intenta demostrar el sobrecoste económico que el autoconsumo supone para las arcas del Estado, y que por su falta de rigor, sensatez y objetividad, mucho me temo que muy probablemente ha sido parido al cobijo de un tertulia de café de tres al cuarto, fruto de una bravuconada bajo el efecto embriagador de una copa de brandy Soberano y el humo arrebatador de un Rössli de antaño.
En el artículo de hoy, repasaremos algunos de los puntos más destacados de dicho informe para acabar convencidos que España es un país de café, copa, puro y nada de autoconsumo… pero vayamos al grano.
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